AVILA TURISMO Eran consecuentes con la realidad, tiempo atrás, el alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto, y el, por entonces, teniente alcalde del área de Turismo, José María Monforte, al manifiestar públicamente su agradecimiento al pueblo abulense por «su participación y entrega, que los convierte en anfitriones de lujo para la inmensa cantidad de visitantes que en estos días recorren la ciudad». Y no olvidaban que «la hostelería, el comercio, las asociaciones de vecinos, las fuerzas y cuerpos de seguridad, bomberos, servicios municipales, protección civil y Cruz Roja y los ciudadanos de Ávila en bloque nos han dado un ejemplo de entrega y sabia participación». No era para menos, porque entramos ahora en la duodécima edición de las Jornadas Medievales y su mercado de las Tres Culturas en pleno auge de participación popular, presupuesto municipal, superficie urbana e ilusión compartida y transmitida desde 1997 a los más pequeños de cada casa, que dejan de soñar con su traje medieval a medida que lo consiguen de sus progenitores, para así unirse a la fiesta y disfrutar como enanos, que somos todos. Lejos queda la novedad de un mercado medieval que en 1997 apenas se recreaba en lugares de nuestro país. La alcaldesa Dolores Ruiz-Ayúcar y el concejal Antolín Sanz apostaron fuerte por un festejo turístico muy adecuado a la propia historia y fisonomía urbana de la ciudad. El Ayuntamiento destinó para ello unos tres millones de pesetas (18.000 euros actuales) y una superficie reducida al Mercado Chico y aledaños, donde se instalaron 55 puestos de artesanía.La implicación ciudadana como figurantes en la divertida tramoya medieval era aún escasa, porque hacían falta resultados previos que fueran ilusionantes y tiempo para desinhibirse de inveterados recelos. Todo llegaría, tras conocerse que fueron más de 20.000 las personas que recorrieron, animadas por el grupo Gusarapo, el mercado ese año experimental, de sólo jornada y media. En ediciones sucesivas, todo fue mejorando en calidad y cantidad, hasta que en llegado el año 2.000, la Policía Local calculó en torno a 45.000 los visitantes del mercado medieval, que se había extendido hasta la plaza de Pedro Dávila por la calle Caballeros. Los puestos artesanos y gastronómicos amenazaban con llegar al centenar; los actores animadores se acercaban a cuarenta, y el presupuesto se multiplicaba como esporas. Dos años más tarde, el espacio útil del mercado era de 7.200 metros cuadrados para 130 puestos, visitados por 50.000 personas, aunque los cálculos en este tipo de aglomeraciones reiteradas en tres días seguidos siempre es aventurado. Once años después, el presupuesto es de 109.000 euros, seis veces superior al inicial; los puestos se multiplican por más de cuatro, y hay 60.000 actores en un escenario de doce hectáreas. Textos e imágenes tomados del periódico online diario de avila. es
|